El invicto supergallo cancunense pule su pegada en los campamentos de altura de Jay “Panda” Najar y ya reclama foco grande con récord perfecto y ambición mundialista.
Celex Antonio Castro Olivares, nacido en Cancún, Quintana Roo, es el nuevo nombre que México empieza a corear en las 122 libras. De estilo ordenado, jab educado y sentido del tiempo, el caribeño convirtió una carrera amateur exitosa en una marcha profesional sin tacha desde su debut en 2018.
Hoy presume 20–0 con 15 nocauts y figura entre los mejores supergallos del planeta según los listados independientes, una tarjeta que explica por qué cada presentación suya convoca reflectores en el sureste y más allá.
La curva de crecimiento de Castro se aceleró en 2024, cuando dio pasos sólidos ante oposición de experiencia. En mayo resolvió con autoridad al argentino Nicolás Botelli; en octubre lució en casa frente a Ckari Cani Mansilla; y cerró el año con una victoria madura ante Diego “El Profeta” Ruiz.
En 2025 reforzó la narrativa al imponerse en Cancún a Otman Flores Vélez, actuación que subrayó su madurez táctica y su golpeo al cuerpo. Cada escalón ha llegado con más rounds, más paciencia y mejores lecturas: señales de un contendiente en construcción, no de un simple prospecto.
El punto de quiebre de su biografía deportiva tiene nombre y altitud: Jay “Panda” Najar y Jiquipilco. Bajo el mando del entrenador mexiquense, Castro trasladó su preparación a campamentos en la montaña —arriba de 2,800 msnm— para ganar pulmón, potencia y un sello de gimnasio que combina disciplina férrea con ajustes inteligentes.
En ese ecosistema, el “CCO” ha afinado el paso lateral, la salida con ángulo tras el jab y el cambio de ritmos que lo vuelve incómodo y peligroso en media distancia.
Cancún Boxing, Latin KO Promotions y Boxing Time han sido las plataformas que lo han proyectado con continuidad, situándolo con rivales que exigen y, a la vez, visibilizan. Con 1.73 m de estatura y 1.76 m de alcance, su fisonomía le permite boxear largo sin renunciar a la agresión.
Cuando ataca, lo hace en capas: sostiene la distancia con el jab, martilla abajo y abre por arriba con manos rectas; cuando administra, anula con pasos cortos y cintura, sin caer en el intercambio gratuito.
La proyección inmediata es clara: consolidar su posición en ranking, sumar rounds de calidad —idealmente frente a otro nombre extranjero— y empujar la puerta del primer cinturón regional. Con apenas 25 años, la ventana de crecimiento sigue abierta y el “Panda Team” le da un marco de alto rendimiento que reduce el margen de error. Si mantiene el ritmo y el hambre, el relato de “promesa del Caribe” está a nada de mudarse a “contendiente mexicano”.
Para la afición mexicana, Celex “CCO” Castro es una postales rara de ver: un pegador con paciencia de relojero y oficio de local que se está haciendo de visitante —en la altura, en el rigor y en las carteleras grandes—. De la playa a la cima, su biografía ya no se escribe con promesas, sino con resultados.